Adiós Jose

Nos conocimos por cosas del azar; nos tocó trabajar juntos. A Jose lo recuerdo porque extrañaba a su familia. Recién llegado de otras tierras, se enfrentaba a Bogotá, que suele ser fría e indiferente. Era un cromatografista destacado, que hablaba con tranquilidad de lo que sabía, porque finalmente sabía mucho.

Le tocó un jefe corrupto. El que me mandó al exilio. Le tocó unos campañeros chéveres y otros bastante gavilleros. Una vez apostamos sobre la posibilidad de cambiar la valencia del oxígeno en entornos naturales. Perdió. Y lo hizo como un caballero. Le tocó pagar una chocolatina.

A la larga quién ganó fue él. Trabajó honestamente, sus hijas y su esposa lo quisieron, y él a ellas. Nunca lo vi con pretensiones de macho barrio, tan abundantes en los auditores novatos. Siempre me pareció alguien confiable. Estaba llegando lejos en su carrera. Y quizás, ahora está más lejos o de maneras insospechadas, más cerca.

Descansa en paz, Jose. Me habría gustado hacerte la vida más fácil. Pero sólo ahorita entiendo el peso de la soledad del exranjero. Que seas feliz y mucho, en esta y todas las vidas que siguen. Un abrazo grande.

Publicado por WalkingtoRest

Ich bin Iván

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