Estoy vivo porque soy obstinado. Mi mamá me contaba que sobreviví a un aborto (por un falso diagnóstico de preclapmsia), a un parto expulsivo, a una abusadora sexual y a una infección facial. Y aunque suene heroico, me habría gustado sobrevivir a la mitad de todo eso. No hay mérito en sufrir. Siempre he querido vivir en paz.
A menudo me pregunto ¿por qué he insistido tanto en sobrevivir? Si es un mundo tan desigual y de tantas formas, horrible. Y estos días, lo volví a pensar. Creo que estoy obstinado, en creer que alguien con mis características sociodemográficas puede romper todos los muros a su alrededor. Y cuanto menos, ser feliz.