Grüss Got

Adiós Bavaria. Me voy. Intenté quedarme porque a mi manera, con tus manías, te quiero.

Siempre que me voy de un lugar descubro cosas y a menudo me arrepiento por no haber aprovechado más, por no haber sido más feliz, por no haber hecho más.

Acabo de descubrir que Francesco vivía a dos cuadras de mi casa. Me puse a pensar lo guapo que es. Los hombres creen que los músculos o la actitud torpe de seguridad los hacen atractivos. Y no. Sí, el atractivo físico importa pero lo que hace a alguien verdaderamente especial es esa sensación. Ese no sé qué que lo hace sentir a uno tranquilo y en calma. Cada quién tiene sus gustos. A mí me gustan tiernos, de buenos sentimientos y buenos apapachando.

Francesco es más o menos así pero creo que es heterosexual. Pero nunca le puso lío a mi inclinación. Creo que ya sabe. Habría sido lindo tener una amistad más estrecha, haber aprovechado más la cercanía. Qué más da.

Justo hoy fui a la panadería que queda al lado de mi casa, un mexicano me atendió. Y es la representación perfecta de una de las clases de hombres que me gustan. Tranquilo, amable, caderón, de estatura media (en Alemania) y monito. Entonces la mente se me llena de preguntas ¿por qué no vine antes? ¿Qué habría sido de mí si hubiera corrido el riesgo de entrar a ese café antes?

Me hace falta el amor. Alguien con quién hablar y disfrutar el presente. Alguien a quién hacerle ojitos y visitarlo, hacerme el pendejo y mirarlo detalladamente cuando me dé la espalda. Quiero vivir un poquito más.

No quiero ser una magdalena pero de niño crecí con una ausencia de amor muy grande. Con violencia física, exigencias sobrehumanas, manipulación emocional y un estrés por la relación de mis papás que nada tenía qué ver conmigo. Estuve en la Universidad de Los Andes, la mejor de Colombia, donde me exigieron excesivamente y poco pude disfrutar. Luego me tocó trabajar, además hacer una especialización. Luego conseguí un trabajo mejor pago y con más exigencia. Luego vine, trabajé e hice una maestría. Ahora estoy cansado. Ahora me bastaría con recostármele a alguien en el pecho mientras hablamos recostados sobre la hierba. No pido mucho pero cuánto les cuesta a los hombres entender que la esencia de la vida esta en esos momenticos en los que lo que más importa es el presente.

Publicado por WalkingtoRest

Ich bin Iván

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