Nos hablamos por Grindr. No me pareció sorprendente atractivo pero es lindo. Le dije que fuéramos a nadar a Bodensee, Baden Würtenberg. Inicialmente quería que nos arruncháramos pero ante la imposibilidad de hacerlo en el hotel, aceptó ir al lago.
Estaba nervioso y se inclinaba. Se tocaba constantemente los dedos. Me dijo que no tenía pantaloneta a lo que le propuse nadar desnudos. Se puso nervioso y me dijo que la gente de la zona era cerrada. A eso hay que sumarle que es el encargado de hacer control a los espacios públicos en Ludwighaften, de manera que no quería exponerse. Finalmente me llevó en su diminuto carro a una zona de nudismo («FKK» en alemán).
Hubo un par de detalles que no me gustaron cuando lo conocí. Noté que los pliegues de su nariz y orejas tenían un color verdoso. También noté que los dientes estaban muy amarillos. Sin embargo, me arriesgué a ir con él a nadar desnudo.
Llegamos a una rivera donde tres ancianos se tocaban eróticamente. Nos desnudamos. Fuimos a nadar. No paraba de quejarse de lo fría que era el agua. De hecho no paraba de quejarse de todo: Que no habíamos traído algo para poner las cosas en el suelo, que no teníamos dos toallas, etc, etc.
Fuimos adentrándonos en el agua helada y en el lago, que es hermoso. Me comenzó a llamar y a pedirme que me acercara. Me acerqué. Me abrazó y me besó. Puso su cuerpo sobre mí, estaba erecto. Y yo dudaba. Dudaba por sus dientes. Sin embargo, no supo tan mal.
Después me trajo al hotel. Hablamos un rato. Se quejó del mundo gay, de la soledad que se siente. Volteé la cabeza y pensé en todo lo que he perdido por ser gay. Se me salieron un par de lágrimas. Perdí a mi mejor amiga de infancia. Traté mal a un amigo mucho tiempo. Fui cruel con otros y conmigo mismo. En la adolescencia me alejé de todas mis amistades por miedo a ser rechazado. No he podido disfrutar de un amor tranquilo y estable. Me pregunté si sólo por ser gay deberíamos perder tanto, vivir tan mal, tan solos, tan alejados los unos de los otros.
Le pregunté si le gustaba dormir con alguien a lo que el dijo que eso era pura teoría, que a él le gustaba la realidad. Se molestó. Luego me dijo que eso sólo se hacía con una pareja. Luego me dijo que él no era de encontrarse sólo una vez con alguien. Le dije que no sabía qué podía ofrecer yo, pues vivimos a 360km de distancia. Se enfandó y le pedí que me explicara a lo que él dijo que era cuestion de querer, que la distancia no importaba.
Sentí miedo. He lastimado a tanta gente buena en la vida que temí volver a hacerlo. No entiendo qué sentido tiene ser yo.